Hace más de 30 años, algunas emisoras de radio comenzaban a implementar en su señal de frecuencia modulada una portadora digital que permitía ofrecer una serie de datos que facilitaba su escucha mientras se movía en coche. Era el Radio data System (RDS), no confundir con la emisora italiana del mismo nombre, y esa era una de sus funciones entre otras, aunque teniendo en cuenta el titular del domingo 18 de noviembre de 1990 del diario ‘La Vanguardia’ que rezaba ‘El sistema RDS, primer paso hacia el autorradio inteligente’, parecía que la radio en movilidad daba un gran avance convirtiéndose en algo muy revolucionario.

Al menos así lo parecía ya que los servicios básicos que ofrecía el sistema de datos RDS era el siguiente: visualizar el nombre de la emisora, poder escuchar una cadena sin tener que estar buscando la frecuencia local y que saltara la información del tráfico cuando se estuviera escuchando música del cassette, posteriormente CD y actualmente pendrive. Viendo las posibilidades, el RDS estaba más enfocado para las radios de automóvil.

Voy a comentar de forma más técnica los servicios anteriores:

  • la visualización del nombre de la emisora viene ofrecida por el dato llamado Programme Service (PS) que consta de 8 dígitos alfanuméricos que pueden alternarse en varios mensajes;
  • el cambio entre frecuencias de una misma cadena viene dado por el contenido de dos datos llamados Programme Identification (PI) y por el Alternative Frequency (AF); el PI incorpora un código de 4 caracteres alfanuméricos que identifican a la emisora, y el AF ofrece un listado de frecuencias cercanas para que el receptor pueda cambiar de señal cuando esta sea débil, siempre y cuando las emisoras incorporadas en el AF dispongan el mismo PI;
  • y el salto a la información del tráfico se ofrece con el dato Traffic Anouncement (TA), que debe de estar activado en la señal de la emisora para que cuando se emita la información del tráfico, desde el control de la emisora salte un comando que permite al receptor parar la reproducción que se tenga para poder escucharla.

Así espero que los técnicos estén medianamente contentos.

Con esto es básicamente con lo que se vendía el sistema RDS hace 30 años, y con lo que parece que sigue funcionando. Hay muchas más cosas que esta portadora digital puede ofrecer, pero con esto ya se bastaba para comentar las grandes facilidades que tenía. Pero nadie llegó a decir los problemas que podía tener si todo no estaba bien configurado en todas las señales de radio.

En las emisoras públicas el RDS funciona sin problema, gracias a su excelente cobertura en sus zonas de acción, cosa que no pasa con las privadas que disponen de una distribución de emisoras locales un tanto dispersa, sobre todo con COPE y Onda Cero. En cuanto a la Cadena SER lo que la mata en el RDS es la red de radios asociadas que, en algunos casos, incorporan un código PI diferente al de la cadena, con lo que el salto automático a estas frecuencias se tiene que hacer manualmente.

No solamente esto, si no que en diversas emisoras el dato de frecuencias alternativas está vacío, cosa que produce que diversos receptores les cuesten cambiar de señal llegando a utilizar el servicio de búsqueda de emisoras automática con el mismo PI, con la consecuente espera hasta el aparato detecta una.

Y cuando todo el RDS funciona correctamente, tenemos un problema totalmente ajeno a este sistema: la desincronización de la señal de audio entre emisoras de la misma cadena. Imaginaros estar en lo que se llama ‘zona de nadie’ y que el receptor vaya cambiando entre dos o tres frecuencias, y que al menos una de ellas reciba el audio de cadena con un segundo de retraso. También entraría en este punto el tema de las programaciones locales: de repente escuchar el local de Motilla de Palancar, pasando poco rato después al de Albacete, y alternando con la de Alcázar de San Juan. Esto hace muy apetecible su escucha mezclando varias conversaciones al estilo ‘diálogo para besugos’. Muy divertido, pero poco inteligible.

En fin, que el RDS está muy bien pero que tras 30 años de servicio no ha terminado de cumplir con lo prometido, y no es por su culpa. En todo este tiempo han aparecido dos sustitutos que permitirían liberarle de la carga, como la radio digital DAB y la señal de streaming por internet. Pero la primera está por desarrollar y, si en algún momento estuviera a pleno rendimiento, compartiría un problema que tiene la radio por streaming a través del móvil: la falta de cobertura en diversas zonas del país.

Sea lo que sea, la radio en movilidad no es la panacea.

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