Permitidme que no hable de radio. Bueno, sí que hablaré algo, pero la historia deriva más a la política, y sobre todo de aquellos políticos que llegan a ser presidente del país o de una autonomía. El elegido recientemente como presidente de la Junta de Andalucía Juan Manuel Moreno Bonilla hizo un paseíllo el 20 de junio por la Cadena COPE y la Cadena SER el día después de las elecciones andaluzas para que Carlos Herrera y Àngels Barceló le entrevistaran. Es de suponer que Carlos Alsina quedó satisfecho con la que le hizo el 16 de junio en período electoral.

Esto que los presidentes vayan a las diferentes emisoras de radio para que les hagan una entrevista a medida o que entren en una emboscada comienza a decantarse por la primera opción si hablamos de algunos personajes en concreto. Lo normal es que el político acabe yendo donde va a estar a gusto, donde se le va a realizar un masaje en toda regla que llevará a un final feliz que no es el que estáis pensando, mentes pervertidas.

El corporativismo, eso que se resume en la frase popular de “entre bomberos no nos vamos a pisar la manguera”, brilla por su ausencia en los casos favorecidos por el político, mientras que la competencia se queja. Solo hubo un caso, que recuerde, en toda la historia de la radiodifusión española en la que el entrevistador puso en un aprieto al entrevistado con cuestiones corporativistas. Fue Luis del Olmo el 11 de abril de 2002 cuando le sugirió a José María Aznar que fuera al programa de Iñaki Gabilondo para que pudiera dirigirse a sus oyentes. La respuesta … no hubo respuesta, ¿o sí la hubo? Un silencio de 12 segundos indicó por dónde podía ir el tema, pero después hubo una respuesta hablada en la que comentó que uno era libre de conceder entrevistas en un ejercicio de libertad.

Pues la semana pasada el actual presidente del gobierno Pedro Sánchez ejerció su libertad en tres entrevistas: una en la Cadena SER, otra en laSexta y la última en TVE. No cuenta una cuarta publicada el domingo en El País. Con Àngels Barceló estuvo el 29 de junio y aquello se resolvió con algún pequeño reproche que fue rebatido con bastante labia, al más puro estilo Ciprià Ciscar. Para el que no se acuerde del señor Ciscar es un político valenciano que en su etapa como secretario de organización del PSOE le tocó lidiar con algunos casos complicados en el partido. Sus ruedas de prensa eran un monólogo sin sentido de larga duración por cada pregunta que se le hacía, lo que provocaba el cabreo monumental de los periodistas que acababan yéndose porque al final no sacaban nada en claro a tanta verborrea.

Pues el día antes, 28 de junio, Carlos Alsina hacía mención de la entrevista que al día siguiente el presidente del gobierno iba a hacer en la Cadena SER, y recordaba que desde que es presidente en esta legislatura ha ofrecido cinco entrevistas radiofónicas, y todas a la SER. Alsina metió un poco la pata al no recordar la de Radio Nacional en la que dijo aquello de “¿De quién depende la fiscalía?”. Carlos Herrera no se queja del asunto. Hace tiempo dijo que se hartó de pedir entrevistas que no se concedían, que al menos él no estaba para perder el tiempo.

En la entrevista Àngels Barceló no le recriminó absolutamente nada a Pedro Sánchez con respecto a la petición de Carlos Alsina. Y es que el corporativismo en períodos de guerra mediática se circunscribe a una foto con sonrisas si los interesados se juntan en algún sarao medio festivo.

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