10 de diciembre de 2024
Cadena SER

Fue un lunes 6 de septiembre de 2021. Aimar Bretos se estrenaba al frente de un programa de forma oficial, sin ser segundo de nadie. Tenía ‘Hora 25’ en sus manos, aquel informativo de “cuestiones actuales” de los años 70 que se ha convertido por verbigracia de la radio informativa en el contenedor nocturno informativo. Rellenar tres horas y media de programación con solamente noticias es un suplicio para el oyente y un acto de repetición para el profesional que se pone delante del micrófono.

Con la filosofía de no aburrir al que escucha, Aimar Bretos puso la opción encima de la mesa de aplicar diferentes secciones enfocando parte del programa a lo que puede ser un magazín, pero una de estas secciones iba a ser una tertulia semanal con tres políticos. Los escogidos fueron Carmen Calvo, Pablo Iglesias y José Manuel García-Margallo. La primera, perteneciente al PSOE. El segundo, a Podemos. Y el tercero al PP. Ninguno de los tres estaba, en septiembre de 2021, en cargo público. Calvo lo dejó en julio de 2021. Iglesias el 31 de marzo del mismo año. Y García-Margallo dejó de ser ministro de exteriores el 20 de diciembre de 2016.

Aquella sección se acabó llamando ‘El ágora de Hora 25’, el lugar de reunión o discusión del programa donde estos tres personajes políticos hablarían de los temas que Bretos iría proponiendo a lo largo del espacio.

Los puntillosos del lugar verían que la sección estaba representada en un 66% por partidos de izquierda y un 33% por la derecha. Aunque como me dijo un amigo hace un tiempo calificar al Carmen Calvo de izquierdas puede suponer algo extraño. Quizás representaría al sector feminista, sobre todo al clásico. Quien sabe. Y si lo ponemos por edad, el único joven es Pablo Iglesias, que no conseguiría rejuvenecer la media de edad de los 60 años de esta ágora.

El pasado 3 de julio se produjo el último espacio, con la idea de volver la semana siguiente, pero la campaña electoral echó al traste esta idea. O no. García-Margallo publicó el 1 de agosto un tweet, o como Elon Mask quiera llamarlo ahora, sobre la vuelta de ‘El ágora de Hora 25’ en septiembre o, mejor dicho, sobre la NO vuelta, ya que la sección ha pasado a mejor vida de forma definitiva. ¿El por qué? Según García-Margallo la respuesta hay que buscarla en ciertos intereses políticos de los partidos de izquierda.

Sea lo que fuere, creo era una sección previsible des el punto de vista político ya que, obviamente, cada uno expone sus ideales en función del tema a tratar. Y pasa lo de siempre: que el oyente se queda con la canción que más le gusta. Y aquí por escoger no había mucho.

El trato entre los tres siempre ha sido correcto, con las pullas normales que se puedan echar entre ellos, siempre bajo el prisma político. Aunque perlas han salido unas cuantas, de las que me quedo con la defensa de mantener politizada a TVE y el sistema judicial que defendieron Calvo e Iglesias, llegando a tratar de iluso al conductor del programa si pretendía vender como mejor la independencia de la corporación y de los jueces. Aquí lo dejo.

Hablar de la actualidad con políticos no es que sea la panacea. En un medio como la radio que se ha convertido en el medio por excelencia de la información donde cada empresa barre para los suyos, no es una gran novedad ni creo que te den el premio a la mejor sección. Bretos ha hecho lo que ha podido en estas dos temporadas en antena, pero Pablo Iglesias y en segundo lugar Carmen Calvo se lo comieron hace tiempo. García-Margallo estaba por estar, para intentar desequilibrar la balanza, pero lo suyo son los debates menos toscos y ásperos, más de tarde de té a las cinco, como el que tuvo con Oriol Junqueras el 23 de septiembre de 2015 en los estudios del canal de televisión catalán 8tv con un Josep Cuní como moderador. No fue lo más visto del día, pero dio carnaza a todos los medios, tanto a independentistas como a los de derechas que sacaron la misma conclusión: García-Margallo perdió.

Al final Aimar Bretos no ha querido continuar sustituyendo a los antiguos ocupantes de su ágora. Si hacemos caso a la leyenda urbana de García-Margallo, le dio la razón a Pedro Sánchez.

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