Tenemos presente que los medios privados están rendidos a un ideal empresarial que a su vez está rindiendo cuentas a un ideal político, normalmente relacionado con un partido. Que si la Cadena SER es de izquierdas, que si la Cadena COPE es de derechas, que si Onda Cero de derechas por la mañana y de izquierdas por la tarde … por opiniones que no queden. Todo sea por calificarlo todo y así poder tener una conversación con el que sea y darle la tabarra. Pero ¿y las emisoras públicas? De estas también hay una respuesta: de quien gobierne.

Todo esto viene a una noticia de la que se hizo eco Gorka Zumeta en su web sobre la relación entre la National Public Radio (NPR) de Estados Unidos y la red social Twitter, que no pasa por buenos momentos ya que la emisora pública ha decidido retirarse de la red social debido a los ataques que estaba recibiendo, en los que se encontraba su actual propietario Elon Musk que ha llegado a tachar de hipócrita a la NPR. ¿Por qué? Por el medio de financiación y las supuestas maneras de hacer.

Voy a intentar explicar algo del tema: la NPR es una emisora pública que se financia principalmente a través de donaciones particulares o de empresas. De hecho, la televisión pública estadounidense se financia de la misma forma. Allí funciona así. Pero la pelea con Twitter viene a colación por el tema de su independencia informativa, teniendo en cuenta que sus informativos matinal y nocturno son lo mejor valorado de la emisora. Elon Musk ahondó en la financiación haciéndose eco de una captura de pantalla de una búsqueda por internet que indicaba, en la web de la NPR, que la financiación federal es esencial para la radio pública. Así, para Elon Musk y Twitter, se convierte en un medio estatal con una credibilidad tocada, por aquello del “quien paga manda”.

Ante este ataque la NPR ha decidido retirarse de Twitter, pero la batalla no ha terminado, al menos por parte de la red social en la que se ha acuñado el etiquetado “medios financiados por el Gobierno” a todas aquellas emisoras de radio y televisión públicas. En parte no le falta razón al etiquetado, pero la intención no es del todo positiva según se da a entender desde el otro lado que son las perjudicadas. Para la BBC no denota nada bueno y ha pedido su retirada con éxito, cosa que también quieren otros entes públicos como RTVE, abogando por la etiqueta “medio financiado públicamente”.

Si criticar la independencia de los medios públicos en EE.UU. y Reino Unido es algo raro de ver, en el resto del mundo se podría calificar de normal, más que nada por aquello de que “de casta le viene al galgo”. En España solo se ha conocido un caso de plena independencia informativa de un ente público y fue, según mi opinión, el de RTVE entre los años 2004 y 2012. Algunos dirán que no, pero en aquellos momentos en TVE se ahondaba en noticias sobre varias protestas laborales que no abogaban por una buena relación con el entonces presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

Desgraciadamente hay pocos ejemplos de independencia informativa en la radio pública, pero más que nada porque en los tiempos que corren lo de informar queda relegado a una idea que el oyente se tiene que crear cuando se empapa de toda la verborrea calificativa que sueltan los profesionales de turno.

En España estamos en un momento de crispación política que se ha llevado de por medio las maneras asépticas que al menos deberían de estar abanderadas por la radio pública, financiadas por todos, aunque las autonómicas también dispongan de publicidad.

Un tema que no tiene fácil solución ya que se haga bien o se haga mal el político de turno necesita un hooligan que le deje bien ante el público en general, al menos para los oyentes de la radio pública que no pasa, desde hace años, por un buen momento de audiencia. Para el resto, ya están los medios privados. Estos no se financian por el Gobierno de turno, pero reciben favores de una manera u otra.

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