Hasta hace muy poco tiempo, y hablo de pocos años, lo de la mujer periodista en el deporte era algo poco mediático. De existir, existía, pero había la creencia que no atraería a las masas, y aquí no incluyo a la televisión que con la llegada de las televisiones privadas se intentó crear el género del deporte presentado por una mujer cañón que atrajera a cuantos más babosos mejor.
Si a eso le incluyo lo que dijo José María García hace unos 4 años al Grupo Risa, sobre que el fútbol femenino era una mentira, creo que estaba todo dicho. Ni qué decir tiene lo de tener a mujeres en el equipo de deportes de una empresa de comunicación. Aquello estaba vetado a todo lo que no fueran hombres, quizás por aquello que el deporte era alguno masculino, teniendo en cuenta que el periodista el único deporte que hacía era mantener el micrófono o, de tanto en cuanto, una pequeña carrera hacia el objetivo y entrometerse o pelearse por buscar un buen puesto. De esto no se obtenía medalla ni copa. Bueno, esta última sí, en algún bar.
Volviendo a José María García, con él estaba Cristina Gallo, aunque salía poco en antena ya que su trabajo se centraba más en la retaguardia del programa. Y de ahí vamos encontrando que una mujer con un micrófono en el panorama deportivo comienza a ser normal. Nombres como Olga Viza, María Escario, Danae Boronat, Pilar Casado, Andrea Peláez, Isabel Forner, Mónica Marchante o Inma Rodríguez son unos de las tantas mujeres que se han abierto paso en el mundo del deporte como periodistas, campo donde aún predominan y mucho los nombres masculinos. Y eso se nota.
Es por esto por lo que cuando una empresa como Atresmedia le da la dirección del programa deportivo nocturno de Onda Cero a una mujer, es para pensar si el periodismo deportivo debe de empezar a cambiar de signo a la fuerza para que se vea que ellas también pueden hacerlo. Desde el pasado septiembre ‘Radioestadio noche’ ha pasado a estar dirigido y copresentado por Rocío Martínez, que no es nueva en estas materias ya que presentaba los deportes en los informativos de Antena 3 TV desde hace años.
Por ahora el número de periodistas y tertulianos masculinos en programas deportivos es mayoritario, y esa igualdad de la que deberíamos presumir queda todavía lejos. Por eso creo que el paso que se ha hecho en Onda Cero es bastante positivo. Ahora queda convencer, y esto es más difícil, sobre todo con un público que también es mayoritariamente masculino, aunque lo que termine viendo o escuchando acabe siendo una competición deportiva femenina. Lo importante es ver rodar una pelota.
Que las mujeres empiecen a tener importancia en el deporte o en los medios de comunicación de este campo debería haberse producido hace mucho tiempo. Y para todos aquellos que digan que esto solo pasa en España, mienten como bellacos.
Solo espero que no haya tenido que pasar que la selección femenina de fútbol ganara el mundial para que Atresmedia tuviera el empujón suficiente para dar el paso que ha hecho. Su programación deportiva nocturna necesitaba un cambio si se quiere hacer competitiva con un ‘El larguero’ que no pasa por buenos momentos y por un ‘El partidazo de COPE’ que necesita reformularse, no en demasía, para convertirse en el líder.
Entrar en el juego del tramo horario nocturno dedicado al deporte es bastante difícil y, como pasa siempre en la radio, todo nuevo proyecto necesita tiempo. Y las peleas, de tanto en cuanto, siguen existiendo, pero las protagonizan los gallitos del lugar. Espero que este tipo de expresión conjunta a base de gritos masculinos vaya desapareciendo o que, al menos, vaya imperando un nuevo estilo, quizás antiguo, pero con más clase, que es de la conversación amena, teniendo que en cuenta que, en deporte, normalmente no hay política que valga.