CAC

Desde los inicios de la radiodifusión en España los indicativos, concesiones y licencias de radio y televisión han sido susceptibles de ser alquiladas o vendidas al mejor postor, que no siempre es el que tiene una buena idea para aprovechar el movimiento que se plantea. Cualquier cambio debe ser comunicado al organismo pertinente para que este apruebe o no la petición. Hasta la fecha los consejos audiovisuales, organismos autonómicos o la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia son los encargados de dar el visto bueno, según la envergadura de la venta o el alquiler.

La semana pasada el consejo audiovisual catalán hizo pública la resolución de una petición de revisión de compromiso concesional que está relacionada con la frecuencia 104.2 MHz de Barcelona, la que desde 1982 hasta 1994 fue Antena 3 Barcelona y después Sinfo Radio, Máxima fm, Los 40 Dance y ahora languidece como Los 40 Urban a la espera de nuevo destino. La licencia está en venta o alquiler desde hace tiempo, pero el actual dueño, Inversiones Radiofónicas Río San Pedro SAU perteneciente al andaluz Grupo Joly, aprovecha que la licencia está en Barcelona y que tiene una buena cobertura (no hay frecuencias que la tapen en kilómetros a la redonda) para pedir una buena cantidad de dinero que se plantea un poco elevada para los pretendientes, visto el panorama económico que arrastramos de la crisis financiera acrecentado por lo producido en pandemia y ahora con la guerra en Ucrania.

Que yo sepa ha habido al menos dos interesados que al escuchar la cantidad económica han salido rápidamente por la puerta diciendo un “me alegro de saludarle”. Y permitidme que no comente nombres. Valgo más por lo que callo que por lo que digo. No es por hacerme el interesante pero el ‘secreto de sumario o de estado’ es lo que tiene. Si hay un tercero, de este no me han llegado noticias.

Volviendo al tema de la resolución del consejo audiovisual este estima oportuno denegar la solicitud de poder transferir la licencia aun estando en vigor la concesión cumpliendo uno de los puntos del concurso público con el que se le adjudicó. Así que de momento solo entra el poder alquilarla, esperar a que la concesión acabe y que Inversiones Radiofónicas Río San Pedro SAU no se presente al concurso.

Esto me recuerda a una idea que está rondando por la cabeza del actual gobierno de España. Desde que Vocento vendió sus canales de TDT a Squirrel Media y Secuoya tiene también la intención de desprenderse del suyo, la idea es endurecer estos procedimientos de compraventa para que no se realicen y así forzar el retorno de las licencias para un nuevo concurso público en el que el hipotético comprador entre en ‘el igualitario juego’ que los posibles competidores que tenga en el proceso. O eso o que la venta no repercuta en cambios en los canales existentes y todo siga igual como hasta ahora. Aunque si uno compra es porque tiene algún interés en modificar todo aquello que no le gusta.

Así que, como resumen, el 104.2 MHz de Barcelona se queda con su actual propietario para un posible cambio de programación en formato gestión o alquiler y que cuando se acabe la concesión habrá nuevo propietario que será, como pronto, a partir del 28 de julio de 2025.

1 comentario en «Las licencias no se venden.»

  1. Bueno.

    Es cierto las licencias no se venden.

    Pero las empresas que tienen licencias, sí.

    Recordemos a Ona Catalana, en cuya plantilla fuí jefe de explotación.

    Sólo hace falta que «alguien» adquiera el 51% del accionariado.
    De todas formas el sistema de concesiones, siempre he tenido dudas que de que sea legal, y constitucional, dado que parte de la ley de 1974 por la que se desarrolla la FM en españa, la cual es una ley FRANQUISTA.

    Y también pensar que todas las OM que se dieron en la dictablanda y/o segunda república se dieron a petición, y no bajo un proceso de concurso, que sólo beneficia a los más ricos.

    Recordemos que «Esa frecuencia», está siendo usada ahora por Unión Radio, y que sin duda se presentarán al concurso, en su política de acumular frecuencias(y/o las empresas que las poseen), para que nadie las pueda usar, y así no tener competencia.

    Por otro lado, el siempre esgrimido «es espectro es finito», no ha servido para que las grandes de la radio acumulen el 90% del Dial de FM, sin contar con las públicas que tampoco han tenido problema en ocupar el dial, la mayoría de veces, para realizar emisoras, cuando menos «discutibles».

    La radio en este país, y no sólo en Catalunya, en toda España, es un territorio de «latifundistas» que no dudan en quejarse que los pequeños les»roban la publicidad», esto es como si Alcampo se quejase de que el carnicero de Barrio debe cerrar, porque le quita ventas. Absurdo, ¿no?.

    El sistema puede hacerse conviviendo los dos sistemas. Concesión para grandes cadenas y licencia para estaciones locales. Mucho mejor así.

    Y esto, nos lleva al «Tercer sector», este sector jamas atendido por los políticos, mas preocupados en «autootorgarse» concesiones a través de sus grupos afines. Emisoras estas(las del tercer sector), que llevan muchas décadas funcionando, cuando desde la Cadena 13, Ona Catalana, Antena 3(de Godó), y muchas más duraron el tiempo suficiente para que «los de siempre» extendieran un talón con muchos ceros, con el beneplácito de las autoridades, creando desempleos, lo cual, parece que en el sector audiovisual no importa.

    Ahora reaparece en el horizonte, el DAB en su formato plus. Y van y se crea en plena época de internet, un concurso. Como el patrón aquí es difícil de implantar se inventan lo de la empresa «mancomunada», para gestionar el múltiplex.

    El Sistema DAB esta creado para que el operado tenga la licencia, y cobre a los usuarios por usar el sistema, igual que emitir por internet, no es necesaria la concesión porque NO hay frecuencia.

    De todas formas el DAB ya está obsoleto, y el broadcasting debe pasar a transmitir por 5G (o 6, que ya llega), y usar las redes de telefonía.

    Los transmisores de alta potencia desde centros, tienen los días contados.

    Pero vosotros, continuad, como les dijo Steve Jobs a las discográficas, «Con la cabeza en el culo».

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