El pasado 30 de junio José Ramón de la Morena se despedía de ‘El Transistor’ en Onda Cero, dejando la profesión que ha venido desempeñando durante más de 30 años, al menos con un programa deportivo nocturno que empezó, él solo, con ‘El Larguero’. Desde entonces ha ofrecido conferencias y, sobre todo, entrevistas, en las que ha explicado toda su vida laboral delante del micrófono. También hay que decir que otros también han hablado de él, como Pepe Domingo Castaño en su libro, donde comenta una situación un tanto anómala que mucho tiempo después acabó bien.
Al escucharle siempre me he preguntado qué había en él para que llegara a ser líder en su franja horaria en 1995, quitándose de en medio a José María García en el 2002. En cuanto a periodismo no discuto que tiene tablas. La experiencia es un punto, y él la ha tenido en diferentes medios. Pero sus maneras siempre me han llamado la atención.
Quizás fuera ese estilo tan personal, algunas veces muy plano que se podría calificar, y perdonadme este calificativo, “de pueblo” el que atrajera a una buena cantidad de público, sobre todo muy joven que ahora puede estar rondando los cincuenta. Es sabido que cuando el programa se hacía cara al público se producían largas colas para poder asistir al estudio, y eso es un hándicap para hacerte valer y que hablen de ti, aunque sea para mal como decía Lola Flores. Y pienso es en ese momento si era él o la Cadena SER quien quería llegar a ser el líder de audiencia. ¿Quién ponía más empeño? Al fin y al cabo, era la SER la que ponía los medios y el profesional ponía voz.
Durante su trayectoria en la Cadena SER fue poco amigo de las actualizaciones o “modernidades” que aplicaba la cadena. Hubo una recomposición de sintonías que hizo la emisora para todos los programas en septiembre de 2012, y la de ‘El larguero’, cantada por Estopa, acabó en el olvido a los pocos días recuperando el ‘Ra, ra, ra’ de Benito Moreno.
El pasado domingo 6 de febrero el portal ‘El Confidencial’ publicaba una extensa entrevista, una más, a José Ramón de la Morena. Y en ella hubo un par de preguntas sobre su cambio de la SER por Onda Cero, en el que pasó de casi un millón de oyentes a unos 300 mil. Bien es verdad que con el cambio de emisora se quedaron atrás algunos que no quisieron irse, como Manuel Esteban ‘Manolete’ que, no sé si queriendo, ponía una puntilla de humor al programa, pero lo acabó sustituyendo Roberto Gómez en ese quehacer.
Su etapa en Onda Cero la califica de fracaso, echándose él la culpa de todo. Y vuelvo a algo que he escrito antes: ¿era la SER o él quien lideraba la noche? Mi teoría es bien sabida y se basa en que “la SER es la SER”, trabaje quien trabaje en ella. Y si alguien se va es porque debe tener muy buen nombre y profesionalidad como para llevarse una buena cantidad de oyentes al nuevo proyecto. Que se lo pregunten a Paco González y compañía, que en tropel salieron de la SER para embarcarse en la aventura COPE que no les ha ido nada mal. Quizás fuera esta razón por la que José Ramón de la Morena aceptó el contrato de Onda Cero, y quizás estaba demasiado endiosado como para permitirse seguir el mismo ritmo que le dejaba la SER, donde desaparecía durante bastantes días a lo largo de la temporada.
Y del sueldo no hablo.