15 de septiembre de 2024

Espero no meterme en ningún lío si digo que trabajar desde casa para algunos es una bendición, para otros un castigo. Para los de la bendición la comodidad del hogar es mucho mejor que la incomodidad de ir al trabajo, con el transporte público saturado, el tráfico de las horas punta, además de estar con compañeros que, algunos, más que compañeros se pueden considerar enemigos, opinan. Para los que lo creen un castigo es que el ecosistema de la oficina les agrada muchísimo, tengan o no enemigos a la vista, los que crean tenerlos, ya que estar en casa es una condena comparable con la muerte. Quizás es una barbaridad, pero los hay que me lo han comentado con estos calificativos.

La pandemia y el confinamiento han generalizado el trabajo en casa, y la radio no se ha quedado atrás, ofreciendo la posibilidad de hablar desde casa, siempre y cuando no se quiera ir a la emisora. Y no hablo de colaboraciones grabadas previamente, con los medios caseros que cada uno tenga que pueden ofrecer una mejor versión de audio que otras. Y algunas dejan mucho que desear.

Aunque este tipo de trabajo no es nuevo en la radio, sobre todo para los colaboradores que, en tiempos no muy remotos, se les acabó llevando un RDSI que le permitía estar hablando en tiempo real con el resto del equipo. Lo del tiempo real viene porque actualmente lo digital comporta cierto retraso que muchas veces entrecorta conversaciones al pensar que el interlocutor ha acabado, no siendo así.

Recuerdo que en las últimas semanas de vida de Carlos Mendo este estaba en casa por la imposibilidad de ir al estudio de radio para estar con Àngels Barceló en ‘Hora 25’. Aunque unos años antes, concretamente en 1983, Luis del Olmo estuvo trabajando en casa al poco de entrar en la Cadena COPE. Le sustituyó en la emisora Carlos Herrera, pero Luis tenía ganas de hacer radio y pidió que le llevaran los medios posibles para realizarlo, que en aquellos tiempos no era una línea RDSI. Como testimonio del asunto está la foto de Luis del Olmo en la cama haciendo una entrevista a Joan Manuel Serrat, al lado suyo. Luis en pijama, y Serrat fuera de la cama y vestido, malpensados.

Hay que decir que en cuanto a colaboradores lo del teletrabajo se ha generalizado bastante, sobre todo aquellos que viven a una distancia considerable de la emisora. Como le pasa a Pablo Iglesias en su participación en el programa ‘El món a RAC1’ de Jordi Basté en la catalana RAC1. Uno en Madrid, supongo, otro en Barcelona, no lo supongo. Hace unas semanas pasó lo más normal que puede suceder al estar en casa: que se entrometa algo o alguien en la conversación. En este caso fue la hija de Pablo Iglesias la que se entrometió y el propio Iglesias calificó la irrupción “de la manera más hermosa”. Le salió la vena ‘flower-power’.

Si pasamos a las estrellas mediáticas radiofónicas, el que se lleva la palma es Carlos Herrera, aunque habría que generalizar a algún que otro programa más de la Cadena COPE que en pandemia decidieron quedarse en casa, invirtiendo en la emisión a distancia, y así se quedaron. La cosa es que el pasado 13 de febrero, en el sarao que organizó la Asociación Española de Radios Comerciales, ahora llamada Radio Value, en el que reunió a Àngels Barceló, Carlos Alsina y Carlos Herrera, este último bendijo la forma de trabajar desde casa que realiza de forma asidua desde el confinamiento, a lo que sus compañeros de fatigas y horario en otras cadenas le dijeron que eso lo hará él ya que tanto Barceló como Alsina estuvieron todo el tiempo asistiendo a la emisora. Al líder norcoreano (apelativo de María José Navarro) le dio igual, a él le va bien. ¿He nombrado a María José Navarro? A la gran Navarro, que cuando trabaja desde casa es normal que aparezca su perro llamado Perry. Los ladridos son cortados rápidamente.

Estar en casa es lo que tiene: que aparezca un familiar conviviente, la mascota, el ruido de la calle como obras, la sirena de la ambulancia o la policía … y no meto la sirena de alarma de cierto establecimiento relacionado con el deporte que está cerca de COPE Sevilla y que más de una vez se ha metido en antena. En este caso tener las ventanas abiertas del estudio de radio es lo que tiene. No me cansaré de repetirlo.

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