19 de septiembre de 2024

Cuando uno lleva muchos años trabajando te surgen dos dudas: seguir trabajando o dejarlo y disfrutar del no tener el deber de ir a un sitio para ganar un sueldo. Si esto lo trasladamos a la radio pocos lo han hecho a su edad de jubilación, excediéndose por el motivo que fuera.

Uno de ellos ha sido Iñaki Gabilondo que tras dejar ‘Hoy por hoy’ en agosto de 2005 y quedarse con el informativo nocturno del canal de televisión Cuatro, terminó volviendo a la radio en formato hiperreducido con una intervención muy testimonial en el matinal de la Cadena SER. Hasta que en enero de 2021 decidió dejar la radio y convertirse en un invitado más de cualquier evento que se produzca y al que le guste asistir o intervenir para algo que esté a su alcance.

Uno de los últimos ha sido el 29 de enero en el Instituto Cervantes de Madrid donde ha depositado en la caja 1268 un micrófono de la Cadena SER, según dicen desde la emisora el último que tuvo el periodista.

No me imagino a Iñaki Gabilondo cogiendo el micrófono aquel 11 de enero de 2021, la que se considera fecha oficial por parte de la SER, diciendo un “y ahora me llevo esto”, ya fuera mentalmente o en voz alta. Yo lo hubiera hecho mentalmente y el que mirara que me dijera algo parecido a “¡Oiga! ¡Que se lleva el micrófono!”, recibiendo la respuesta “la empresa tiene muchos más”. O a lo mejor todo esto sucedió en septiembre de 2021, la otra fecha oficial que también aporta la SER.

Gabilondo se ha forjado una reputación de hombre tranquilo, aunque hay gente que advierte que cuando se enfada lo hace con toda la carga del mundo. Así lo dice Mamen Mendizábal, que estuvo trabajando con él en ‘Hoy por hoy’.

El único que le ha podido sacar de sus casillas es Federico Jiménez Losantos. Así lo comenta el propio Gabilondo en lo que se ha convertido en una biografía repetitiva al más puro estilo Pepe Domingo Castaño cuando publicó su libro ‘Hasta que se me acaben las palabras’ y en todas las entrevistas a las que iba acababa diciendo lo mismo. Vuelvo a decir que esto último no es un reproche, ya que escucharle, aunque sea con argumentos repetidos, era un placer que se ha quedado en el archivo. En lo que se refiere a Gabilondo, el camino es semejante: allá donde le invitan es para hablar de su vida, y acaba diciendo lo mismo, más que nada porque su vida es la que ha sido, y no hace falta variarla o censurarla como ocurre o ha ocurrido con algunos personajillos que han querido tapar u olvidar ciertos aspectos de su vida.

Una de estas entrevistas la tuvo el pasado 15 de enero en SER Catalunya. Jugaba en casa, en la casa donde le tienen en un pedestal, el máximo exponente de lo que se debe de hacer en el mundo del periodismo, ya sea en el campo que sea, pero en este caso el radiofónico. Àngels Barceló se le ha llenado la boca alguna vez recordándole, sobre todo con aquella máxima que “el entrevistador no debe ser el protagonista de una entrevista”, dirigiéndose a su rival matinal Carlos Alsina.

La cosa es que en aquella entrevista en SER Catalunya se terminó hablando del momento político actual donde el independentismo catalán ha vuelto a las portadas de todos los medios. Gabilondo no dejó títere con cabeza, dando palos al independentismo y a la actual coalición de gobierno de España. No me meto más en el tema, escuchad la entrevista.

Volviendo al momento del Instituto Cervantes, aquel día comentó que “él no deja ningún legado”, que puede que este “esté escondido … en el cerebro de la gente” y que espera haya servido a sus oyentes. Lo suyo “es un servicio ya cumplido”.

Visto el panorama me parece que este servicio o legado no ha terminado de calar en algunos que le tienen en ese pedestal en la SER. Todos allí le consideran el maestro, pero me parece que, salvo la propaganda gratuita que le hacen cada vez que mueve un dedo, por lo demás me da la impresión de que han suspendido, dejando lejos aquello de “progresa adecuadamente”.

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