Cuando Pasqual Maragall gobernó en la Generalitat de Cataluña propuso realizar cambios en una entidad existente que vigilaba el buen funcionamiento de los medios de comunicación que operan en este territorio. La idea, según sus palabras, era “que se asemeje al Consejo Superior del Audiovisual de Francia”, al menos en la independencia política de su funcionamiento. Y aquello se quedó en una ley del 2004 que dejó al Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC) en peores condiciones políticas. La independencia, también en aquel momento, se fue a freír gárgaras. Y así continúa, como dicen algunos.

Y de tanto en cuanto el Consell se hace notar publicando lo que llaman ‘Boletín de información sobre el audiovisual en Cataluña’, un compendio analítico de cómo están los medios radiofónicos, televisivos y de plataformas de pago. Me gustó mucho, nótese la ironía, que en su último boletín del 1 de febrero el titular era que Netflix ofrecía un 0,5% de su oferta en catalán. Sí, Netflix, solamente Netflix. Como si no hubiera otras plataformas que mirar y que están en la misma situación … salvo Filmin que con material clásico ya doblado al catalán por TV3 estaba en otro nivel superior. Pero esto es otro tema.

Pues basándose en las informaciones de este último boletín, el pasado viernes 11 de febrero el presidente del consejo, Roger Loppacher, bajo la celebración del incipiente día de la radio, hizo público que la radio en Cataluña había crecido casi en medio millón de oyentes en el último año, pero que la duración de escucha descendió.

Bien es sabido que la radio en Cataluña se ha trabajado y tratado de diferente manera, siendo a veces una base de pruebas para después dar el salto a nivel nacional, siempre y cuando desde Madrid lo vean bien. La Cadena SER ha sido la que más ha ido realizando este paso, con el ‘Hablar por hablar’ o Andreu Buenafuente como dos de los casos más representativos.

El CAC se centra también en la utilización del catalán en los medios, señalando que “el resultado es que la radio, especialmente la generalista, es el medio de comunicación donde la normalización de la lengua catalana está más consolidada”, teniendo en total casi 2.300.000 oyentes, sin desmerecer el trabajo de la radio local que tiene una gran implantación en Cataluña.

También preocupan tres cosas: la captación de un público más joven, la lucha contra las emisoras sin licencia y la digitalización, no dice a qué nivel ni en qué medio, que se debería hacer “de manera gradual y con el consenso de las empresas radiofónicas”. Todo muy genérico. He estado a punto de incluirlo en ‘Apláudanse ustedes mismos’.

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