Voy tarde otra vez, lo sé. Esto debería de haberse comentado hace casi un mes, pero es lo que hay. Publicar y grabar tres veces por semana no agobia tanto, bueno no mucho, pero hace que algunos temas se vayan retrasando para mejores momentos. Bueno, para cuando no hay otra cosa de la que hablar.

Con motivo de la entrega de los premios Ondas el pasado 14 de diciembre se publicaba en el diario catalán ‘La Vanguardia’ una entrevista al periodista Jordi Basté. Más que nada porque le daban un premio Ondas aquel día y porque la emisora en la que trabaja y el diario donde se publicaba la entrevista tienen una misma reminiscencia empresarial. Todo blanco y en botella. Lo que Ferran Monegal califica como un “masaje” o el José María García de Fernando Echevarría anota humorísticamente como “una encerrona”.

El comienzo es generoso: el premio es para todo el equipo. A esto Carlos Herrera dice, en modo sarcástico, que si el premio lo recoge él el premiado es él y no el equipo. Bromas aparte es una realidad la personalización que tenemos hacia todos los programas en la persona principal, la que más habla durante la realización del espacio. Hay más gente detrás. Es en ella en la que se apoya día a día para que ‘El Mon a RAC1’ salga al aire tras 16 años al frente. Eso sí, cada día cuesta más levantarse y eso pesa además de qué hacer para rellenar toda la mañana.

La salud del programa según Basté es buena, y más cambiando con la sociedad dejando atrás el medio encorsetado de cerrarse en el estudio y quedarse aislado del mundo. Así han comprobado que la gente está harta de la política en los tiempos actuales y que su preocupación va por otros derroteros. Choca bastante que diga esto cuando, junto con Catalunya Ràdio, marcaron el día a día catalán con las políticas que los que gobernaban, y asociaciones varias, querían que se marcara. Estar al pie de la opinión de la gente de la calle tiene esto: puede que te cambie el paso cuando menos te lo esperas.

Y llega el momento de tratar algo de la vida personal. Hay que vender el producto como algo próximo. Más que nada porque es una persona que tiene sus problemas y aficiones como cualquier otra. Aquí vuelve a salir el tema del sueño. Según él duerme y descansa, pero el despertar entre semana no es natural y el programa son seis horas, y eso que no cuenta la previa y lo posterior. Recuerda lo que le dijo su predecesor en el programa, Xavier Bosch, “que pensara en que es como si cogiera el coche y fuera a París cada día.” Es un viaje bastante largo.

Le gusta escuchar la radio en un transistor que le acompaña desde hace 20 años. No quiere hacerlo por streaming porque cree que la traicionaría. El móvil es para realizar y recibir llamadas y mensajes. Para él la radio es imbatible. En su momento resistió el embate de la televisión y ahora tiene que sobrevivir a la batalla de los streamers que obliga a instalar cámaras en la radio, cosa que no sabe muy bien a dónde llevará. No está de más comentarle que este debate lleva bastantes años abierto, y no tiene novedad en el frente.

En cuanto a la televisión le cuesta verla, aunque le gusta realizar programas para este medio. Alguno ha hecho para la televisión autonómica catalana y para el de la casa donde está ahora, 8tv, cuando pertenecían a la misma empresa matriz.

No se esconde al comentar que va al psicólogo asiduamente. Como decía Encarna Sánchez “no hay cabeza buena”. Y siempre es mejor que te trate un experto a mecerte por cualquier consejo, o peor aún seguir igual que antes sabiendo que algo va mal.

Hasta aquí un resumen de la autopromoción. Quien quiera más, que vaya a la entrevista.

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